viernes, abril 27, 2007

Aquel que se detiene a un lado del mundo

Hombre de andar reflexivo, charlando a media voz con el balanceo de sus brazos, con el andar de sus piernas, con ese mirar que a ratos susurra el anhelo y anhela el tacto del viento y la brevedad del valioso recuerdo que en su mente tiene una continuidad distinta a la cotidiana, la hedionda histórica y tan lejana de ese ideal que a unos metro se torna inalcanzable. Hombre de existencia en vilo, de dedos largos y ansiosos, de presagios conflictivos y espera inerte endeble en un lugar de luz y dulce aroma, de memoria potenciada, de valor sensible y vocablos enredados pugnando tu nombre, llamándote a ciegas, tentándote en silencio, hablándote de ti en aquel que es un poco reflejo de tu enigma. Estas a un lado del tiempo, y sobre ti se vierten palabras inmortales, indescifrables, de extensión rugosa signando un palmo ignoto aunque presente en esta lengua que no alcanza para describir la sensación de tu cercanía en esa distancia, en ese no-lugar que se presiente y augura días plenos de la otredad en que nos reconocemos nosotros mismos. ¡Qué difícil es tratar de ordenar unas cuantas líneas con todo esto! Qué difícil, y sin embargo, qué imposible es el dejarlo de lado, el ignorarlo en una parte. Dejarlo tirado como un trasto, olvidado como una nota sin contenido, simplemente dejarlo y que se vaya cada sensación con ello, o contigo, o con todo. Hombre de palabras secas, de conmoción erosionada o raptada por buenas maneras, enfilando, desde su campo, desde su canto, a ese lado del tiempo que es afuera y andando por años en busca de ese camino sin surco ni rumbo ni voz. Hombre a final de cuentas. Hombre que te mira y marcha en su circunstancia sobre y hacia el sitio en donde se sabe seguro y un poco cerca de ti a pesar de rondar en este particular rincón de tiempo fuera de aquel en donde existes tu, anhelo, furor, silencio, espera inerte, calma tibia, amor sin vocablos y deslumbrado por este nuevo saber que eres tu potenciando a este que soy yo.

sábado, abril 14, 2007

Aquel que mira y se reconoce

Hablo de usted… y de mí
hablo de esta temporal imposibilidad de disociarnos
de este escuchar suyo que desdibuja límites
de esta lectura suya que percibe horizontes
Nunca llegaremos a tocarnos
pero esta cercanía nos ha marcado
orillado al no olvido el uno del otro
punto final
El momento termina
Váyase ahora
Piérdase
diluya su presencia en nieblas de tiempo
para quedarse
aquí
conmigo

y

yo

con usted.

miércoles, abril 04, 2007

aquel que se mira y desconoce

Hay un supuesto que dicta
un correcto
ideático
mediático
pero lejos de aquel que se supone debería ser
y
no
soy

Todavía puedo seguir.