sábado, julio 03, 2021

Conversaciones ocultas.

“La casa se llena con un aroma extraño, como de ausencia.” “En realidad es el arroz que se me quema por andar pensando en usted.” Respondió con una larga risa, y después de unos minutos, preguntó qué día nos veíamos. Ya la tenía. Le dije que quería verla todos los días, conocerla profundamente, y por todos lados. Llené una línea con íconos de diablitos morados para hacerla reír, y respondió con otra larga risa seguida de un beso textual. Repliqué con otros besos en dos líneas y con un “ojalá pueda verte pronto” al que ella respondió con un “¿puedes el martes?”. Y sí, estaba perfecto. Aquel hombre se iba a desayunar con Leticia los martes, así que le dije que sí. -No puedo ir temprano. Arturo sale de acá a mediodía, y regresa tarde. -Yo solo tengo un desayuno temprano, pero terminando voy contigo. -¿Dónde te veo? Le di la dirección de un café, le mandé otra línea de besos, le pedí una foto. Me la envió. Le dije que era hermosa, y lo era. Busqué entre las fotos de este hombre, pero era poco fotogénico, así que le mandé la peor acompañada de otra línea de besos a los que ella respondió con el largo jaja con el que siempre respondía. Me despedí, y antes de borrar la conversación, miré un rato la foto que acababa de enviarme. Era muy linda y divertida. ¿Por qué estaba pateando piedritas por un hombre como Arturo? La duda casi me hace cancelar, pero una oportunidad así no se presenta dos veces, así que solo borré el mensaje, y seguí con el plan porque estaba seguro que nada cambiaría si me detenía en ese momento. Podía apostar a que el desayuno de aquel martes sería tan divertido como una noche de insomnio. Leticia estará más ocupada en su teléfono que poniendo atención a este hombre que ni encuentra tema de conversación, ni pide compartir la cuenta que cada vez le cuesta más pagar, y ni pregunta si no será mejor separarse de una vez en lugar de hacerse más daño. Y qué rabia. Yo quería detenerlo cada vez que esa rutina de martes se terminaba. Cachetearlo para que despertara, contarle todo sobre Leticia y Arturo, pero sabía que no podría manejar la verdad, y qué chinga porque, a pesar de ser inmaterial, era yo el que tenía que soplarse las consecuencias de la cara de fastidio de Leticia y las horas de lamentos de este hombre que me tocó cuidar. Que lamentable perdida de tiempo. Bien podríamos compartir anécdotas y tips de ligue extramarital y pasarla bomba los tres, los seis, o tantos como nuestra agenda nos dejara atender. Pero no, a este hombre le faltaba arrojo, a mi me sobraba rabia y a Leticia le urgía que se acabara la hora del desayuno para despedirse y poder llamar a su amante para acordar un fugaz encuentro en el departamento en donde vivía con este hombre, pero ya no más, porque después de semanas de andar hurgando en el teléfono de Leticia, en el de Arturo para averiguar el número de su esposa, al fin podía poner juntos a los amantes y a la esposa de él sin que este hombre se tenga que enterar de nada. Al menos no en ese momento. Al fin martes, el hombre pide un gabinete, un café y molletes. Leticia pide una tizana y fruta. Está de muy buen humor, y en lugar de responder con los alegres monosílabos de siempre, conversa con entusiasmo acerca de las posibilidades de una camioneta de segunda mano que acababan de ofrecerle. Este hombre escuchaba con atención, el desayuno de repente se volvió inusitadamente bueno hasta que ella preguntó si podía prestarle la mitad del dinero: Este hombre lamentó no poder hacerlo porque estaba pagando otras cosas. Entonces el ánimo se enfrió. Leticia torció la boca y regresó a los mensajes de su móvil, él se dedicó a masticar en silencio. A la hora de pedir la cuenta, Leticia fue al baño, pero no se llevó su teléfono. Aproveché para echar un vistazo. La camioneta era de Arturo, la estaba vendiendo y a Leticia se le ocurrió que podría comprarla, y a él le parecía buena idea. ¡El colmo! Esperé a que este hombre pagara la cuenta, se despidiera con el beso de trámite y tomara rumbo a la oficina para poder mandar un mensaje a la esposa de Arturo: “Hola. ¿Cómo estás? Tuve que regresar a casa para mandar unas cosas por correo. ¿Puedes pasar por mi?” Ella respondió que sí, que apenas saliera Arturo tomaba rumbo a la nueva dirección. Me mandó un beso, y le respondí con varios más. Al vigilante del edificio le mandé un mensaje indicando que vendrían a buscarme para que la dejara pasar. Unos minutos después, la esposa de Arturo me mandó otro mensaje: ya estaba en camino. Corrí a revisar el teléfono de Leticia, y ella ya estaba en casa, esperando a que su amante llamara a la puerta. Ya solo quedaba esperar un poco. Me quedé a vigilar el teléfono de Leticia, había prendido la cámara, la acomodaba en el buró en el ángulo en el que les gustaba grabarse mientras Arturo le acariciaba la espalda. Ya quería ver su cara cuando su esposa abriera la puerta. Eso pensaba cuando, al teléfono de aquel hombre llegó un mensaje: “Ya estoy cerca”. Le dije que estaba dándome un baño, pero que el vigilante sabía que llegaría, que pasara. Que hay una llave en la maceta que tiene lavanda, escondida por si algún día pierdo mi copia, que no tardaba. Y regresé corriendo al teléfono de Leticia, a la cámara, a llenarme de la visión de aquellos dos cuándo sonará la chapa. Se recorren, se babean, se sobresaltan. Alguien abrió la puerta. Arturo se levanta de un salto, Leticia trata de cubrirse con las sábanas revueltas. Siento pena por la esposa, tan linda, tan divertida, tan sin culpa de esto, cuando miro con horror que quien abrió la puerta no era ella, si no aquel hombre que no tenía que enterarse de esto. Mira a Leticia largo rato, luego a Arturo. Cuando ella trata de decir algo, él la detiene levantando el dedo índice. Da la media vuelta y cierra la puerta del cuarto, toma su teléfono, y llama a la policía mientras toma las llaves del bolso de Leticia y sale del departamento, cerrando la puerta con llave. Afuera, en el pasillo, está la esposa de Arturo. Sonríe cuando ve a aquel hombre, pero él la mira, y la saluda con un gélido buenas tardes como si no la conociera. Hice lo que pude. Quería acabar con ese idilio sin que aquel hombre se enterara, pero no contaba que aquella mañana decidiría regresar a casa para decirle a Leticia que ese desayuno era el último, y que bueno. Ahora cargar con la relación de aquellos dos era problema suyo.

miércoles, junio 30, 2021

Para aquel que no habla todos los días.

Ojalá que no me juzgaras tan pronto. Ojalá. Espero que algún día dejes de lado esa manía por tener la razón. Que dejaras para otra ocasión esa obsesión por el tiempo. Que afan de tener todo en orden. Ojalá que no te cansaras tan pronto, que no te agobien tanto las dudas; que no te quieras marchar tan así porque sí, dejando todo y a todos. Mira, te veo llegar de nuevo y mi corazón late con fuerza. Salgo a tu encuentro y me encuentro con el hecho de que estas cansado -otra vez- que quieres tener unos minutos de parsimonia -que siempre extiendes a horas, a días...- que pretendes irte. Ojalá que en verdad te fueras, para estar seguro, de una vez por todas, que en verdad estas haciendo lo que deseas, que no te detienes por pena, por miedo, o porque quizá ya empiezas a entender que allá no hay nada más que lo que llevas. Ojalá que al salir a tu encuentro no me tope con la imagen de antaño -ojeroso, fastidiado, sin brillo en los ojos- ojalá que algún día hagas las paces con el mundo, con el espejo, contigo mismo, y te quedes.

miércoles, enero 23, 2019

Eclipse

Le escribí con pretexto del eclipse. -¿Viste la luna?- Pregunté, y mandé una foto de la noche, pero en aquella imagen no había luna. Esperaba que ella lo señalará, que preguntara por la luna, pero no lo hizo. Planeaba responder: "la baje para ti"Ahora espero otro momento para entregar aquel imposible presente mientras le invento al casero una explicación para el fulgor carmesí que sale del viejo departamento.


domingo, septiembre 18, 2016

Regresar

Sí.

Una imagen, una palabra, un motivo para hablar de las calles, de las cosas que nos rodean, de las circunstancias de unos y otros. Empezar por lo obvio, por lo que está a primera vista. Releer aquellos textos que, en su momento, nos dieron cierto sentido. Recorrer los viejos caminos, acordarme de ti. Recordar las cosas malas y las muy buenas; hablar de la maravillosa que es la mañana después de una buena noche de sueño, del color de la vida después de un beso. Recorrer las noches a mitad del ansia y salir corriendo para disipar las dudas. Hablar de esas cosas que nos hacen daño, que nos enseñan. Beber, comer en aquel lugar donde la madrugada nos sorprendió y enseño a ser pacientes. Sentarse uno frente a otro, y verse a los ojos, decirse adiós. Nunca más estos días y sus noches, una vez que nos vamos no podemos regresar, pues todo es distinto ahora, y ahora mismo. No despedirse nunca, pues siempre, de vez en vez, regresaré aquí, a los viejos caminos, a recordar una imagen, una palabra, un motivo para hablar de las calles, para hablar de amor, de las cosas que nos rodean, y las circunstancias de unos, y otros.

sábado, agosto 08, 2015

Sobrevivir

El tacto apenas, el velado buenos días, el abrazo diurno obviado en el hasta pronto, el diminuto beso para salir del sopor.
Jugamos a sobrevivir, por costumbre, por convención social, porque no sabemos qué otra cosa hacer. Pero la fuerza para seguir se me acaba.


sábado, diciembre 12, 2009

Buenas nuevas de finales de año...

Ya está a la venta el DVD del Short Shorts Film Festival México 2007, dos cortos de Producciones Imperdonables son antologados ahí. Un poquito más de información en http://www.revistacinefagia.com/2009/12/shortshorts-mexico-y-cinemafilms-lanzan-en-dvd-para-diciembre/
Saludos...

jueves, septiembre 10, 2009

Para ganarte un poco...

Entramos al concurso de telcel y, para nuestra sorpresa, quedamos entre los semifinalistas. Ahora andamos buscando apoyo para entrar en los finalistas. Pueden ver el corto en cuestión en

http://www.ideasencortotelcel.com

Es el corto 26, el que dice PRODIMPERDONABLE, esperamos que nos favorezcan con su voto, pero vean todos y luego nos comentan, o nos comentan ahí, o por este medio, o luego, pero voten, por favor...

Saludos a todos...