Te veo todos los días, en el desayuno, en la imposibilidad de encontrarnos en algún lugar de esta caótica ciudad, en cada timbrazo del teléfono -que nunca contesto- y en cada carta que encuentro en el buzón. Te veo todos los días, y las tardes y las noches -más las noches- y entonces soy yo quien se adelanta al teléfono, más nunca marco. Cuelgo la bocina y te dejo vivir en ese sitio donde siempre te encuentro, en mi cabeza; lugar donde siempre tendras refugio, donde puedes ser felíz por un deseo que espero se extienda a esta realidad, donde nunca te encuentro.
2 comentarios:
tenés voz...
tenés pies......
tenés manos....
tenés poesía.....
seguro tenés telefono
mqa
... si, tengo un nùmero.
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