Esta vez el sueño no se ha quedado ni un momento en mi memoria. Solo sensaciones de un pasado que físicamente no he vivido, como la mano que se levanta y me alcanza junto con la voz que era música extraña y ahora entrañable. Resaca de una amistad inexistente, de un aroma embriagante y perdido entre los humos de esta ciudad. Dejo de maravillas ocurridas en mi cabeza e imposibilitadas para salir al mundo. Un sentirme ridículo por tener algo que decir y no saber que es ello, es por eso que estoy sentado frente a esta máquina ahora, tocando, buscando, degustando, ansiando ese recuerdo que no es recuerdo si no una parte de mi que se niega a ser condicionada por mis condiciones.
Sueño, vive ahí, en ese rincón de mi cabeza donde no tendrás que volverte corpóreo para perderte entre estas líneas tan circunstanciales a mi contexto.
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