Soy la luz que se cuela entre los barrotes de la ventana, que descubre las motas de polvo surcando el aire buscando feliz aterrizaje. Soy el ánimo de aquel hombre que se mira al espejo, y se encuentra viejo y cansado, pero bañado de sol, de letras; con cosquillas de imágenes que lo empujan fuera de la cómoda rutina; con ganas de nuevas palabras, de libros de préstamo con la fecha eternamente caduca. Soy el deseo de días más largos, y noches más larga aún. Busco mejores noticias, preparo café; hilo fantasías esperando coincidir con ese anhelos tuyo y de otros que, como nosotros, se buscan a tientas en la virtualidad.
Somos ese par que andan a solas, encontrándonos, al fin, en el reflejo del otro, en medio de dudas, presintiendo que eres tú una parte de aquello que estoy buscando,
deseando ser yo
una parte
de lo que buscas
tú.
