Sí.
Una
imagen, una palabra, un motivo para hablar de las calles, de las cosas que nos rodean, de las circunstancias de unos y otros. Empezar por lo obvio,
por lo que está a primera vista. Releer aquellos textos que, en su momento, nos dieron cierto sentido. Recorrer los viejos caminos, acordarme de
ti. Recordar las cosas malas y las muy buenas; hablar de la maravillosa que es la
mañana después de una buena noche de sueño, del color de la vida después de un beso. Recorrer las
noches a mitad del ansia y salir corriendo para disipar las dudas. Hablar de
esas cosas que nos hacen daño, que nos enseñan. Beber, comer en aquel lugar
donde la madrugada nos sorprendió y enseño a ser pacientes. Sentarse uno frente
a otro, y verse a los ojos, decirse adiós. Nunca más estos días y sus noches,
una vez que nos vamos no podemos regresar, pues todo es distinto ahora, y ahora
mismo. No despedirse nunca, pues siempre, de vez en vez, regresaré aquí, a los
viejos caminos, a recordar una imagen, una palabra, un motivo para hablar de las calles, para hablar de amor, de las cosas que nos rodean, y las circunstancias de unos, y otros.