sábado, junio 16, 2007

Aquel que una noche, tan parecida a aquella, recuerda

Se conocieron circunstancialmente, sin exclusiones. Extremos que azarosamente se tocan para ser fugaz exponente, detonante de hilaridad en la base del cuello y el cosquilleo en la punta de los dedos. Y esas charlas que desnudaban al otro, y esos silencios que los llevaban al punto más alto de la comunión humana para, al terminar el día, alejar la circunstancia antes que el exponente detone en imparable fragmento de cada uno en otro. Una noche ella dijo: “El guardia debe pensar que eres mi pareja, eres el hombre que me trae a casa todas las noches”
Y él pensó:
Deberíamos hacerlo, deberíamos hacerlo y quitarnos las ganas de abrazarnos hasta que amanezca. Deberíamos hacerlo y así tu podrías hablarme cada que me necesites, o pedirme que me vaya cuando no me necesites. Deberíamos, y así yo podría venir a buscarte cada día y a veces de noche, y así me quitaría estas ganas de besarte ahora…

Pero no dijo nada.

Pasaron algunos años, ellos se veían un poco menos, un poco menos, hasta que decidieron volver a buscarse, y así paso un noche en que se abrazaron hasta que la luz, y la circunstancia, los obligo a separarse de nuevo y verse un poco menos, un poco menos, hasta que ella conoció a alguien, y se marcho.
Él debióaceptar para si todas esas cosas que debe estar pensando en este momento, pero no lo hizo. Dejó que el momento pasará y que en él se volviera eterno.
No la volvió a ver…

3 comentarios:

cieloazzul dijo...

ufffff! Efe... que triste....
Cuantas historias se quedan en ese intermedio eterno.....me quedo nostalgica....
besos....

Efe dijo...

Cuantas historias en mitad de su desarrollo y sin verdadero final.
Yo también me quedo nostalgico
ansioso
Esperando que aquel par de muchachos esten bien.
Un beso

Anónimo dijo...

Pues a empujarlos, que los amantes no esperan

Charles By