viernes, agosto 25, 2006

Letras de entrada de urgencias

-Oye…
-Si.
-Prende la luz.
-¿Ya?
-Creo que me hice pipi.
-No manches
-No sé, prende la luz.
-No, no es pipi
-Vámonos.
-¿Cómo te sientes?
-Bien, nerviosa.
-Yo también, nos damos un baño rápido y nos vamos.
-Voy a llamar a mi mamá.
-… ¿Qué paso?
-Ya viene para acá.
-Ok.
-No se te olvida nada.
-No, bueno, no sé.
-Teléfono, contesta.
-Es tu mamá, ya está abajo.
-Vamonos pues.

Partimos, eran las seis de la mañana. No sabíamos a donde ir, así que llamamos aquella amiga enfermera para que nos aconsejara, nos recomendó ir al hospital de la mujer, por la cercanía. Tomamos rumbo, las contracciones iban en aumento. Cuando llegamos Cynthia apenas podía caminar, entramos por urgencias, con los resultados del último ultrasonido por delante, la doctora qué nos atendió los tomo y me pidió que saliera, que estuviera al pendiente pues en cualquier momento me llamaban en recepción para pedirme datos, datos. Para entonces ya había olvidado mi dirección, mi edad; la mujer que tecleaba estaba frente a la máquina de escribir hablaba enérgica para traerme de vuelta, a duras penas pude responder sus preguntas, me pidió que fuera a tomar asiento, y allá voy, a gastar la maldita espera.

Hago algunas llamadas, regreso a la sala de espera.

Me llaman alrededor de las diez a.m. Es el reporte del estado del bebe y de la madre:

-¿Le dices tu o le digo yo?
-Tu mera.
Fue una niña midió 50 CMS. Pesó tres Kilos, se le reporta grave…

Grave.

¿Y la mamá?
¿Puedo verla?
¿Puedo ver a mi hija?
Grave no me sirve, necesito saber que tiene…
¿Por qué me pide que guarde calma?
¿por qué cree que puedo regresar al asiento así nomás?
¿Puedo ver a mi hija?
¿Puedo verla?

No, no puedo. Contraindicación de la doctora que la atiende…

El resto del día es un desastre, regreso a hacer llamadas por teléfono, quiero que alguien más nos acompañe, quiero hablar con alguien. Tengo miedo. Comienzan a llegar amigos, conocidos, familiares. No puedo atenderlos. Me preguntan por la bebe, pero no sé más que ellos. Cuando me vuelven a llamar me informan que la bebe necesita un traslado, pues no pueden atenderla ahí. Me llevan con la doctora, no me saca de dudas, me repite lo que ya sé, solo que ahora ella pronostica una posible atresia intestinal, pero no esta segura. En Trabajo Social aseguran que Cynthia dijo que tenía seguro social, que el traslado les corresponde a ellos, a los del IMSS. Yo les digo que no, que de tener seguro no estaríamos ahí; con todo me mandan a buscar el carnet de derechohabiente de Cyn, y allá voy, a la clínica que le corresponde, que esta en el estado de México por que supuestamente esta registrada con la dirección correspondiente a casa de su madre. Allá me dicen que no, que ella no esta dada de alta en el IMSS, que si quiero que atiendan a mi hija ahí que voy a tener que darla de alta, pero yo no tengo seguro social, por lo que me dan opción a comprarle un seguro facultativo y mil tramites más que solo me hacen más difícil el panorama. Después de mil requisitos decido que no, que ellos no pueden ayudarme debido a su imposibilidad de atender a tanta gente que necesita el servicio. Regreso al hospital a hablar de nuevo con la trabajadora social, a comentarle mi problema, ella no parece muy dispuesta a ayudar, así que lo deja pendiente para el próximo turno. Son las seis de la tarde, y por lo visto no puedo hacer más que regresar a la maldita espera.
Salgo a encontrarme con mi familia, con mi gente, ya me cuesta trabajo guardar calma y compostura, aprieto la quijada, camino aprisa y no pienso, sólo reacciono a las actuales circunstancias. Hablo un poco con mi gente, les digo que ahora es cuestión de esperar a que ellos, en el hospital de la mujer se encarguen del traslado, lo difícil, según me explican, es encontrar lugar, mañana, a partir de temprano, comenzarán a buscar en la red de hospitales pediátricos con los que están conectados… Así que me quedo, solo pues no puede permanecer más que un familiar en la sala de espera. Tomo asiento y veo el televisor sintonizado en las noticias, me entero que simpatizantes de la Coalición por el bien de todos han decidido hacer un campamento/plantón en el Zócalo e Insurgentes en protesta por los resultados electorales, grandes noticias. Mi particularidad no me permite ir más allá, pensar más allá de las puertas que llevan al interior del complejo hospitalario, en donde mi pareja y mi hija se encuentran separadas, sin que me dejen verlas para llevar noticias una a la otra. Los siguientes reportes no dicen más: la pequeña esta grave, la madre en recuperación. Tomo asiento cerca de una columna, recargo mi cabeza allí y trato de guardar paciencia de roca milenaria.
Pienso en mi hija.
Y la calma cede a un breve y silencioso llanto que traigo atorado desde hace varias horas…

5 comentarios:

Dark Light dijo...

No se bien q decir, pero emocionalmente cuentas con mi apoyo desde aquí.

No se porque me pusó muy feliz la primer parte, sobretodo cuando leí "Fue una niña midió 50 CMS. Pesó tres Kilos" después me cambió la cara, pero bueno, espero todo mejore, de verdad lo espero.

Priscila dijo...

De todo corazón, espero qué encuentren una solución pronto en el hospital y qué tu hija este bien. Trato de comprender la desesperación que debes sentir. Aunque se que no es ni la tercera parte de lo que tu sientes. La mejor de las suertes. Un abrazo sincero.


Respecto a lo que me decias en mi post. Si, ya ando en el DF. pero eso no traciende ahorita, ojala pronto nos puedas decir que paso con tu nena. Mis bendiciones para las dos.

Umma1 dijo...

Un inmenso abrazo y que todo vaya bien.
Que se reordene la vida para tu niña, tu mujer y vos.
No claudiques.

Mirando y Pedaleando dijo...

Ahhh... chale... tengo como que un nudo en la garganta y el ceño fruncido... me he de ver bien cagada jeje.

Buenos deseos desde acá, espero que todo salga bien, muy bien. ¡¡Abrazo!!

Efe dijo...

Gracias, muchas gracias... Ya todo marcha por mejor camino, ando de una lado a otro, pero pronto les pongo al corriente. Graicas de nuevo :)