jueves, octubre 05, 2006

Mañanas de leche deshidratada.

El presente me oprime la tripa
tengo sueño
el oficio me recrimina el descuido
mientras un necio
intenta venderme una hamaca
no la necesito
así como no necesito
mis pantalones de vestir
ni el mal prestigio
así como no necesito
un trabajo de oficina
ni los valores de televisión abierta
ni los insecticidas
necesito salir
mover las piernas
respirar
ahondar en el abandono
palpar la incertidumbre
mirarme en espejos rotos
y descubrirme multiplicado a la caótica potencia
necesito salir
beber
toparme con la noche
y la armoniosa soberanía
del amanecer industrializado
necesito salir
volver con algo para comer
y comer contigo
comer junto a ti
y más tarde alimentar a la pequeña
y deshacerme de sus pañales sucios
y dormir junto a ella
y que algo de su calma infante
me contagie.

Para que despertar
sea un poco menos atropellado
y la búsqueda
menos difícil
a tientas hallar el camino
y la concentración
voces
sensación de movimiento
esta calma adulta es encharcamiento
deseo ahogado
aplazamiento
ritmo lento
como entrar en trance
cuando apenas sales del sopor
del sueño.
Despierto y me encuentro
desnudo y un poco más viejo
sucio
los pantalones rotos
bebiendo leche deshidratada
urdiendo formulas para el ánima
mientras la forma y contraforma de todas las cosas
se me mete entre las cejas
para hablarme un poco de ellas
mientras las palabras se esfuerzan por salir
de ese atolladero diluido en café
y agolpado en los parpados
que pesan
como maldito sentimiento de culpa.
Afuera se evaporan las ilusiones del fin de semana
mientras la máquina rechina
la inmovilidad del eje domingo,
es hora de partir
salir al desencuentro y de reversa
y en el camino encontrarse
con todas aquellas mujeres
que me hacen pensar en la clase de mujer que serás tu.
Pero bien pronto tengo que olvidarme de ello
pues un motor maniaco pasa
y nos gruñe el espacio
o un olor a pedo inunda el vagón en el que viajo
y no hay más que fumárselo.
Adiós ideas, ojala pueda volver a concentrarme pronto
para que nos se pierdan
en la bruma de los días pasados.

3 comentarios:

Mirando y Pedaleando dijo...

Oooohh... què bonito. Come con ella, duerme junto a aquella otra. ¡Què mas necesitas?

Uhh, todo es tan bonito en la simpleza del amorcito...

Efe dijo...

Tan simple que es complejo, es decir, no puedo explicarlo...
Caray, creo que sabes de que rayos escribo... un beso

Anónimo dijo...

No se en que forma he llegado a entender lo que has escrito pero me atrevería a decir que he llegado a sentirlo. Extraño, pero real!