miércoles, mayo 31, 2006

De espíritu

Un vaso.
Alguien olvido romperlo.
En él permanecen los aromas
de viejos cicutas que a nadie
llevaron a la muerte.
Un vaso,
simple masa transparente
y sin embargo poderosa,
se erige magnánima pues es el vaso
quien escoge quien beberá de él;
pero es precavido, así que toma los sueños
y los regresa con nombre de voluntad o vicisitud
-o como quiera que se llame ahora-
y se inventa pléyades atestadas de seguidores
que buscan consuelo en un trago amargo.
Vaso de cristal.
Vaso de metal.
Vaso de gusto caliente y desagradable
que a la vez es enorme y muy frío;
vacío y profundo,
claro y críptico,
todo y nada.
Un vaso
que no se mueve
y esta en todos lados,
en todas las conciencias,
y en el peso de las culpas.

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