lunes, enero 16, 2006

Así que me consiguieron un doctor –de asistencia social, claro- y bajo su techo me recostaba a esperar a que se hiciera de noche…
Pero el día insiste en su importancia mientras el doctor pone música suave en un reproductor de CD´s un tanto viejo, elige algo de Elliot Goldenthal, para después instalarse en algún lugar fuera de mi rango visual, y dice:

-Voy a darte vitaminas.

A lo que respondo:

-Eso esta muy bien, pero la verdad es que sufro de insomnio…

Entonces el doctor dijo:

-Siendo así, voy a darte somníferos.

A lo que repliqué:

-Eso no suena bien, soy fácilmente adictible.

Y el doctor repuso:

-Ah, bueno, entonces puedo programar tu ingreso en nuestra clínica de desintoxicación.

Y yo declaré:

-Eso dañaría cualquier otra cosa en mi cabeza.

El galeano repuso:

-Entonces te mandamos a hacer unos encefalogramas.

Cosa que no me agrado, así que respondí:

-Suena maravilloso, pero de verdad que no estoy de humor.

El doctor, un poco intrigado por el nuevo mal, propuso:

-Entonces lo que te hace falta es un análisis de sangre para detectar la falta de sales minerales.

Yo, un tanto aburrido, declaré:

-Doctor, mirar su techo me deprime.

Y el doctor, tan infalible, dijo:

-Entonces te mandaré Transxene 90

A lo que respondí:

-Doctor, no puede darme drogas sin que me quede prendado de ellas.

Entonces, el doctor apareció frente a mi, y puntualizo:

-Entonces, de una vez por todas, te ingresamos en la clínica de desintoxicación mientras controlamos tu falta de hierro y de sueño y esas bajas de ánimo que suelen empeorar.

A lo que repuse:

-Doctor, lo que necesito es salir, cambiar de aire, velar con un objetivo. Necesito un tema nuevo, no esta hacinación de conceptos y prejuicios. Necesito irme de aquí.

Y el doctor finalizo:

-… Si, eso también serviría.

Y abrió la puerta, me palmeo la espalda, y una brisa refrescaba la tan retrasada tarde que –al fin- caía. El mundo había cambiado otra vez, yo mismo me sentía un tanto yo con algo de este nuevo Mi que ahora era.
Camine hasta la orilla del valle, la oscuridad comenzaba a llenar el paisaje.
Mis ojos descansaron el tiempo suficiente para verte claramente, cuando pasabas frente a mi…

4 comentarios:

Umma1 dijo...

Los hay así, la obsecuencia los ha matado en vida.
Gracias por tu visita

Efe dijo...

Persistencia en la importancia de cosas que realmente no importan, o no mucho.
Gracias a ti.

Anónimo dijo...

Es que solitos nos enfermamos nosotros... a veces hasta el mal de amores nos invade.Otras la soledad o la impotencia de novedad enntre camino.
Como cantaba José José:
"El que ama no puede pensar todo lo da,todo lo da. Elque quiere pretende olvidar y nunca llorar, y nunca llorar"
"Es que todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar"
MQA

Efe dijo...

La enfermedad, signo de esta humanidad tan poco comprendida. Estoy enfermo, quizá.
Sucede que si, a veces no sé como amar...