jueves, enero 05, 2006

Samuel/Dora

Dora conoció a Samuel en el baño de mujeres, él, ávido de anécdotas y furor etílico, había entrado para deshacerse de la cerveza que ya no necesitaba, ella, un tanto aburrida y un poco encantada, tomó su cámara fotográfica y se acerco al apartado donde Samuel orinaba, le tomo varias fotos mientras el se llenaba los ojos con las visiones femeninas acerca del sexo y cuestiones varias plasmadas con rotulador en la pared de aquel sitio.
Y desde entonces fue Dora y Samuel para todos lados y en todos lados encontrar un momento para el abrazo y el beso, para ser el Fulano y Mengana, rendirse a uno en el otro.
Entre las cosas que compartían, se encontraba la ilusión del videoasta, esa es la razón que los trajo a la tienda donde trabajo como vendedor de cámaras de video y demás artículos mientras trato de sacar avante una carrera como historiador. Era tarde, de finales de septiembre, ellos llegaron a la tienda, paro no entraron, se quedaron en el escaparate mirando los modelos que ahí se exhibían. Yo decidí esperarlos un poco, pues parecía que él sabía algo de cámaras, y le explicaba a ella cuál sería su mejor opción, después de un rato me acerqué, y comencé a trabajar, les vendí un modelo algo viejo, pero con funciones que ellos buscaban. Se retiraron pronto a probar la cámara, ellos actuaron, puesta la cámara en un trípode, los dos se entregaron al lenguaje de los cuerpos.
Regresaron unos días después, la bocina de la cámara fallaba, grababa sonido, pero no lo reproducía; buscaban cambiar la cámara, y yo estaba dispuesto, siempre y cuando comprobara que en verdad era la bocina, así que saque la cámara, ellos me dieron un videocassette –supuse que algo que habrían grabado, no me imaginaba qué- presione la tecla play, y miré…

-¿Son ustedes?- pregunté.

A él se le subió el color al rostro, sonrió nerviosamente y volteó a ver a ella, quien se dio media vuelta y salió de la tienda, Samuel salió detrás de ella, se escucharon algunos gritos, yo me quedé adentro, esperándolos. Saqué el cassette, guardé la cámara; Samuel regreso, bastante enojado, y me pidió otro modelo de cámara, pago la diferencia, y se fue.
Yo terminé mi papeleo, y cuando regresé al mostrador, una compañera que había visto todo me preguntó:
-¿Qué paso?
-No lo sé, pero me imagino
-¿Qué, qué?
-Creo que aquellos dos grabaron algo de porno casero…
-¡No mames! ¿Por eso estaba tan encabronado ese guey?
-Si, pero yo no ví nada
-¿No? ¿entonces?
-El cassette que me dieron para probar la bocina tenía a una mujer arrastrando a un hombre por la calle, pero estaban algo lejos y no se les veía el rostro, por eso pregunté: “¿Son ustedes?".
-¿Pero, ellos no vieron lo que estaba en el cassette?
-No, pero por como reaccionaron, estoy seguro de que se grabaron ellos mismos y pensaron que me habían dado ese cassette.
-Ay Memo…


Samuel y Dora llegaron a su departamento, comprobaron que su grabación porno casera continuaba donde la guardaron, abrieron la nueva cámara, y pusieron el cassette que le habían dado al dependiente.

Era una grabación para uno de los varios concursos de videoarte en los que pensaban participar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Fer, Es una grata sorpresa descrubir este espacio tuyo, una muy buena forma de empaparme de historias nuevas en este nuevo año, gracias por invitarme a el.
Te felicito por el.

Alejandro Reyes

Efe dijo...

¿Qué tal? Gracias a ti, Alex, por venir.

Anónimo dijo...

la imaginación juega bromas.....
la imaginación crea visiones.....
la imaginación regala risas.....
la imaginación nos releva.....
Seguro comprende cuando hay quesustituir astucia momentánea por tedio cotidiano.
Bueno historia hermano!
Me das ideas para fin de semana, lo único es que mi compañera de video ya no se encuentra conmigo.
MQA

Efe dijo...

Sal, sustituye/te por un mamoento de imaginaci'on, ve a buscarla.