martes, enero 10, 2006

Y el vacío lloró lagrimas de cuenca entera.
Y la soledad se hizo tan grande que ya no era posible verla completa si no desde lejos, muy lejos.
Y mi fatal compañera dejó el cuarto saliendo por la misma ventana que diera paso al sueño verdadero……

Entonces el mundo cambió sobremanera y por largo tiempo, amaneció, la luz se abrió paso por entre las cortinas, la cotidianidad arrancaba para aparecerse como siempre, más sin embargo el sol no dejaba de brillar, todas las horas parecían ser la misma, los minutos se habían tornado imperceptibles. La pausa, el vivir en medio de un paréntesis de medio día con un mismo y recurrente tema. Estoy creciendo.

Crezco, angustia adolescente de jarras llenas, de palabras vacías, de fiestas sin sentido y sin rumbo definido; crezco, pregunta de varios días, crezco como la espuma y analógicamente al polvo en el quicio de la ventana. Crezco y veo un poco más lejos y no voy hacia allá, crezco y los pantalones empiezan a no quedarme igual y las miradas otro tanto; crezco y esta luz que no se apaga, este insomnio que no cede terreno, este caminar tanto y para nada, este día tan estancado y esta piel que no consiente que estos huesos se vuelvan tan pesados; crezco y pierdo sentido de la orientación y del dogma, crezco, y hecho un tanto de menos a aquel que era yo…

2 comentarios:

Mirando y Pedaleando dijo...

A veces se hecha de menos... a veces no.

Efe dijo...

a veces, si, a veces pasa.